Algún día hacer psicoterapia no será motivo de escándalo ni vergüenza.
Algún día podré decir que voy a la psicóloga y nadie pensará que estoy como una regadera.
Algún día existirán los psicólogos de cabecera.
Algún día hablaremos de depresión y ansiedad con naturalidad, como de catarro o diabetes.
Algún día sabremos que la terapia no es como hablar con un amigo, o con un cura, o con tu madre. Es algo diferente.
Algún día los psicólogos dejaremos de ser como hemorroides.