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La bondad no es debilidad


 

De buena/o es tonta/o. Eso decimos muchas veces, pero la bondad no tiene nada que ver con la vulnerabilidad. Todo lo contrario.

 

La bondad es la inclinación a hacer el bien, entendiendo “el bien” como aquello que enriquece, que aporta, que hace crecer. Por eso, cuando actuamos con bondad dejamos a un lado el orgullo y el egoísmo para dar paso al amor, propio y ajeno.

 

La bondad nos lleva a desprendernos, a ceder, a compartir, a disculparnos, a dar. Pero también nos lleva a ser sinceros, a poner límites cuando sean necesarios, a enfrentar con calma los conflictos sin mirar hacia otro lado.

 

Actuar con bondad no significa actuar con sumisión, ni con falta de límites, ni con abnegación, ni con cobardía, ni con auto desprecio. Sino con la valentía de tratar a una persona con la dignidad que merece. Tanto a los demás como a uno mismo.

 

La bondad no es debilidad, sino humanidad.