A veces vemos señales. Y no señales raras en plan cuarto milenio, sino cosas pequeñas que interpretamos, como si nos mandaran mensajes. Seguro que te pasa alguna vez.
Casualmente, es más habitual ver esas señales cuando vivimos situaciones de incertidumbre, cuando algo nos preocupa, cuando hemos de tomar una decisión. ¿Será que buscamos respuestas en el exterior porque es más “fácil” que encontrarlas en nosotros? Seguramente.
Pues bueno, después del ratoncito Pérez y los RRMM, el secreto mejor guardado es que esas señales no existen. Al menos desde el prisma de la psicología. No existen pero no son los padres, sino nuestro deseo de tener algo que nos de seguridad.
Y para que no parezca que esto de la cuarentena me está volviendo un grinch agorero, diré
algo más bonito.
Esas supuestas cosas no son señales, pero sí oportunidades. Oportunidades que despiertan en nuestro cerebro ideas, planteamientos, decisiones, nuevas visiones. Elementos que nos pueden ayudar a reafirmar una decisión o pensar en un nuevo camino. Reflejan que estamos en proceso de búsqueda. Si sirven para eso, ¡bienvenidas sean!.
Así que ya sabes, cuando los extraterrestres te manden “señales”, conviértelas en oportunidades. No les necesitas para hacer las cosas bien ¡tú eres capaz!.
Y tú, ¿eres muy de señales?