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Conocer la propia fragilidad te fortalece



Aquiles murió por una flecha en su zona más débil, el talón. Al parecer no debía conocer su vulnerabilidad. Una sola talonera habría bastado para salvar su vida.

Los seres humanos somos frágiles, nos dañamos con facilidad y tenemos limitaciones. Somos capaces de lo peor. Pero es curioso, porque cuanto más conscientes somos de ello, más crecemos.

Conocer los defectos ayuda a trabajarlos, saber las propias limitaciones facilita establecer objetivos realistas, conocer las debilidades nos permite evitar situaciones que sabemos podrían superarnos.

La información es poder, por eso tener tanta información de uno mismo nos hace poderosos, nos hace fuertes.

Por eso, en el momento que conocemos la propia vulnerabilidad es cuando nos fortalecemos, cuando aprendemos a protegernos y prepararnos, cuando vemos que también somos capaces de lo mejor.

La fragilidad es la antesala de la fortaleza. Esa es la magia.

Te faltó saber esto, Aquiles.