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Papá, eres importante.


 

Tradicionalmente se ha dicho que es el padre, sobretodo, el que aporta al niño seguridad, autonomía, capacidad de enfrentarse a retos, disciplina. Mientras que a la mujer se le ha depositado la responsabilidad de inculcar ternura, sensibilidad y calidez.

 

Pamplinas.

 

La masculinidad incluye también esa ternura y calidez, y es una maravilla que el niño reciba de su padre esa sensibilidad. De la misma manera, la mujer encierra fortaleza, autonomía y seguridad. No hay más que mirar a nuestro alrededor. Cada persona se expresará de manera diferente, sí, esa es la riqueza.

 

Los niños miran a sus figuras de referencia, las respiran y aprenden de ellas. Observan el lenguaje emocional de los que tienen a su alrededor y así van construyendo el suyo. Responsabilizar a las mujeres de la educación emocional de los niños es olvidar una parte importante del equipo. Los padres también pueden educar el corazón, y cuando son ambos los que lo hacen, se crean corazones fuertes.

 

Papá eres importante. Enriqueces a los niños cuando les preguntas, les hablas, les apoyas, les consuelas, les animas, les besas y les abraza. Tu tiempo es un tesoro para ellos en calidad y en cantidad.

 

Los padres también educan el corazón.