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Simplifica


Las relaciones interpersonales aportan mucho: compañía, diversión, afecto, sensación de pertenencia, intimidad, etcétera. Pero hablemos claro, a veces son un auténtico plomazo.

 

Que si no me han avisado de este plan, que si nunca contestan cuando hablo en el chat, que si me he enterado de que ha dicho tal cosa de mi, que si siempre somos los mismos los que ponemos la casa, que si se quejan mucho, que si sólo habla de ella, que si siempre llega tarde, que si nunca paga a tiempo, que si, que si, que si.

 

A veces las personas somos así de complicadas. No pasa nada, la complejidad también hace fascinante al ser humano, con sus luces y sus sombras, pero como me gusta mucho más eso de las luces hay algo que constantemente repito interiormente: SIMPLIFICA.

 

No pretendo que todo me dé igual, sino que sepa dar la importancia adecuada a cada cosa, que sepa tener un orden de prioridades, que pueda discernir lo que tiene un nivel 1 de importancia o un nivel 8, y a partir de ahí gestionar la reacción adecuada.

 

Cuando simplifico consigo ser más flexible, mejora mi capacidad de adaptación y me muestro más empática. Cuando simplifico me lo paso mejor.

 

Simplificar no es reducir, ni obviar, ni evitar. Es apostar por lo sencillo y hacer la vida un poco más fácil.